Hotel en una casa tradicional en pleno centro de la ciudad antigua de Pingyao. Llegamos en taxi hasta la muralla y allí nos vino a buscar el propietario del hotel con moto y cargó algunas de las maletas que llevabamos.
Negocio familiar. Un hotel precioso. Habitaciones limpias con aire acondicionado.
Sirven desayuno tradicional. Muy Bueno.
El propietario es muy amable, habla un poco de inglés, sinó con el traductor té apañas bien. Nos dió un mapa de la ciudad con l'as cosas que ver, recomendaciones de restaurantes,....
La mujer que se encargava de limpiar y cocinar era majisima. Nos echamos unas buenas risas!!!
Un hotel que si volvemos algun dia, vamos a repetir seguro.
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