Una belleza en medio de la natraleza de Quillabamba..las habitaciones acogedoras, las camas y almohadas super comodas,me senti como un reyna..Jorge y Miguel los anfitriones nos llevaron a recorrer los cultivos de frutales y cafe...al caer la tarde tomamos cafe al lado de la chimenea.. Tienen todas las comodidades de un 5 estrellas..despertar con el sonido de las aves y el murmullo de la cascada no tiene precio.. Volveré con mi familia en Julio para el aniversario de la ciudad...
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