Hostal Moline

Hemos pasado el fin de semana en familia, ha sido fabuloso, la desconexión ha sido total, silencio, paisaje, senderismo , la cena fabulosa con productos locales y como hacía frío sopita cliente buenísima, la decoración y la atención de Marta la propietaria, es al detalle, han reformado todo el Hostal, las fotos que hay colgadas son muy antiguas, ahora está precioso. Habitación muy bonita y con vistas al valle desde la cama, cama cómoda, baño estupendo. las toallas huelen a ropa limpia, todo limpísimo y agradable, nos prestaron secador, el desayuno, genial tostadas de pan de pagés, mermelada casera riquísima, mantequilla, embutidos locales, café con leche y napolitana calentita de chocolate, jardín precioso con mesas. Wifi gratuito. Parking para clientes amplio. Volveremos.

Calidad y precio acordes con la propuesta gastronómica. Comedor amplio con un ventanal de excelente panorámica y mesas bien puestas. Platos elaborados y bien servidos. Pero es la primera vez que nos sirven coulant con el papel como una madalena (quizás un descuido).

Todo maravilloso. Las vistas, la atención, la paz, el verde, el silencio. La comida de primer nivel. Menú que varía cada día: jabalí, Cordero, bacalao, pollo, conejo, ciervo, ensaladas, postres caseros. Joel, el cocinero, un auténtico crack. Las instalaciones muy buenas: camas, colchones, almohadas, todo nuevo y de calidad. No hay cobertura de telefonía salvo que tengas Movistar. Wi-Fi del hostel muy bien. Gracias Marta y Joel! Un placer conocer Bruguera y vuestro proyecto.

La situación del Hostal es de privilegio, magnificas vistas. La sala comedor es acojedora y funcional. La atención al cliente y tiempos entre plato y plato corectisimos. Comimos a la carta y nos quedamos super encantados con la presentación, cantidad y como no, exquisitos todos los platos incluidos los postres. La carta es extensa en platos y difícil de elección ya que a cual decidir. Solo un comentario que ha afectado la puntuación, por favor, las botellas de agua que no sean las originales de plástico. No hacen para este sitio. De todas formas felicidades y adelante.

Ubicación espectacular en un pequeño pueblo de 50 habitantes, rodeado de una naturaleza exuberante. Trato muy agradable. Sencillez, sin renunciar a un razonable nivel de confort. Comida de buen nivel.