Nos hospedamos en Pinares del Cerro, de estilo rústico, pero a pocos metros está Pinares Panorama, más moderno. Se puede acceder a los servicios y piletas de ambos hoteles sin importar en cuál te alojes. El club infantil es muy divertido, con actividades diarias para los niños y la familia, desde búsquedas del tesoro hasta talleres de trufas, terminando el día con una función de cine. La gastronomía es altamente recomendable: los platos son abundantes, muchos pueden compartirse entre dos personas. El personal fue excepcional, siempre atento a nuestras necesidades. Incluso el último día, cuando nuestro hijo tuvo fiebre, nos permitieron quedarnos un rato más. Sin duda, volveríamos y lo recomendamos totalmente.
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