Estuve en Rukahue hace ya casi 10 años y sigo leyendo fantásticos comentarios sobre Adriana.Nos trato como su familia, nos ayudó todo lo que pudo y más. Casi cancelan el vuelo por la niebla y tener la tranquilidad de volver a casa, no se refleja en una buena opinión. Sus desayunos, nos siguen despertando una sonrisa, casi 10 años después.
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