Un sitio curioso, está encima de un restaurante y bar muy chulo, con una gran terraza, dónde viene mucha gente y cierran a eso de las 12 de la noche. Las habitaciones están muy originales decoradas y por el precio la verdad que está muy bien. Tienes cocina común y nos incluía el desayuno que eran croissants o napolitana y pan con mantequilla y mermelada (si quieres te ponen también zumo de bote) además de café o té. Si no hubiésemos ido con un niño de 2 años que se duerme pronto nos habría encantado quedarnos tomando algo en el bar y dormir a las 12...pero con un niño que abre el ojo a las 7 de la mañana da igual a la hora que se meta, pues se oía demasiado ruido hasta que cerraron el bar. Es decir, lo recomiendo para gente que se meta a dormir tarde o que no le molesten los ruidos.
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