Mi estancia en el Hotel Compostela de Vigo dejó mucho que desear. Lo único rescatable fue la atención del recepcionista de noche, un chico (creo que canario) que fue muy amable y atento. Lamentablemente, la experiencia no fue la misma con el personal de la mañana. Julia, la recepcionista de día, nos dio un trato muy desagradable, con respuestas secas y una actitud poco profesional, lo cual empeoró nuestra impresión del lugar. En cuanto a la habitación, nos hospedamos en lo que llaman "ático". Sin embargo, la única razón por la que le dicen ático es porque está en la planta más alta, ya que no tiene ninguna característica que lo haga tal. Las ventanas no se pueden abrir, lo que provoca una falta de ventilación muy incómoda. El desayuno fue otra decepción. Aunque se promociona como "continental", la variedad es muy limitada. Ni siquiera te incluyen algo tan básico como una rodaja de pavo o queso. Definitivamente, la relación calidad-precio es muy baja, y no recomendaría este hotel ni volvería a hospedarme aquí.
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